EL RELOJ
Reloj
que caminas
pero no
te mueves,
se
mueven tus manos
con
ritmo paciente,
hablan
tus campanas
con voz
elocuente,
anuncias
la hora
en
forma estridente,
despiertan
los hombres,
las
camas calientes
son
abandonadas
con el
sol naciente,
esperan
tranquilas
a ser
recobradas
con el
sol poniente,
continúas
reloj
tu
marcha perenne,
mantenida
por
cuerda
indiferente,
sesenta
segundos
minuto
completan,
que al
multiplicarse
también
por sesenta
a la
hora llegan,
las que
veinticuatro
el día
ellas llenan.
Reloj
que indolente
el
tiempo reflejas,
ya sea
en otoño,
ya sea
en primavera,
de ti
yo dependo
pues
por ti es que mido
mi paso
en la tierra,
aunque
nunca olvides . . .
¡yo te
doy la cuerda!
Cástulo
Gregorisch
2/15/13
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