MI HABANA
Mentalmente
me paseaba
por las
calles de mi Habana,
aquella
Habana vibrante
de
daiquirí y maracas.
El Aire
del Malecón
me
aletargaba y mareaba,
dando
la hora el cañón
a las
nueve estornudaba.
El
Morro con su farola
obscuro
mar alumbraba,
indicando
a los vapores,
de la
bahía, la entrada.
Del
manisero el pregón,
maní
tostado, anunciaba,
los
cucuruchos calientes
en una
lata llevaba.
Aquellos
ricos tamales
que un
tamalero voceaba,
con
picante o sin picante
eran
majar para hadas.
Caminando
por la acera
con
otros me tropezaba,
que al
igual que yo gozaban
de
aquella esplendorosa Habana.
El
Encanto y Fin de Siglo,
con sus
vidrieras de gala,
repletas
de mercancía
su
elegancia desplegaban.
Un
cielo libre de nubes
sinfín
de estrellas mostraba,
una
luna sonriente
pálida
luz reflejaba.
Aquel
Paseo del Prado
que sus
leones guardaban,
extenso
piso de mármol
pulido
por mil pisadas.
Tanto,
tanto hay que contar
de mi
incomparable Habana,
la que
me hace soñar,
de
noche, tarde y mañana . . .
Cástulo
Gregorisch
11/8/13
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