DEAMBULANDO
Deambulo
por las calles de La Habana,
todo
tan distinto, todo tan cambiado,
nada
luce como a lo que estuve acostumbrado,
la
tristeza obscurece un panorama ya pardo,
las
sombras del olvido cubren el asfalto,
extintas
luces alumbran con su llanto,
ruinosos
edificios muestran su desencanto,
el
ruido del silencio esboza un canto,
lo
fantasmas de un bello pasado
se
esfuman olvidados,
la
gente ha enmudecido bajo el chasquido
del látigo,la
escasez hace estragos,
la
moral se desvanece,
se
pierden los buenos hábitos,
la
corrupción galopa como desenfrenado
caballo.
¿Qué ha
pasado? nos preguntamos,
un país
que fuese rico y que luzca
hoy
empobrecido y destrozado,
no ha
habido guerra aunque parece
cual si
hubiera sido bombardeado.
¿Qué terrible
maldición le habrán echado
que lo
hace lucir como si mil años de maltrato
lo hayan
destruido en alto grado?
Me
siento aturdido, la cabeza me da vueltas
como un
tío vivo, no queriendo aceptar
una
cruel realidad en la que embargados estamos,
por obra
y designio de un bastárdico tirano,
sin
saber hasta cuando . . .
Y
mientras tanto, escondiendo mi llanto,
por las
calles de La Habana,
en
interminable ejercicio masoquista,
continúo
deambulando . . .
Cástulo
Gregorisch
3/13/14
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