VIAJAR AL PASADO
Montados
en el tren de la memoria
viajamos
al pasado,
tantos
años transcurridos,
tantos
años alejados.
Aquella
feliz juventud
que
dormida ha quedado,
cuanto
diéramos por despertarla
y
vivirla nuevamente entusiasmados.
Familiares
y amigos que se han ido
de
nuevo otra vez a nuestro lado,
como si
el tiempo se hubiese estancado,
como si
sucediese un milagro inesperado.
Perseguidos
por el fantasma de
nuestro
pasado,
del que
fuéramos abrupta he
inesperadamente
los cubanos separados,
vivimos
un presente insatisfechos
mientras
transcurren los años.
Y nos
preguntamos por qué
estamos
tan al pasado atados,
y es
que en él guardados quedan
inolvidables
recuerdos no borrados.
Al
acortarse nuestra presencia
en la
vida,
acórtase
nuestro futuro y se
expande
nuestro pasado que a diario
alimentamos,
adquiriendo
esa maravillosa dimensión
que en
el hostal de nuestra memoria
yace
alojado.
Del
pasado deberíamos aprender,
reconocer
y corregir errores,
enmendándolos,
haciéndonos mejores,
haciéndonos
más sabios.
No
podemos evitar viajar al pasado
del
cual formamos parte,
hasta
que un buen día fallezcamos,
por
algunos recordados y por otros
olvidados.
Afortunados
somos que aún podemos
viajar
al pasado,
disfrutando
de sus felices momentos,
sin tener
que abandonar el dinámico Cástulo
Gregorisch
presente
donde habitamos . . . 9/5/16
,
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