CAMINANDO POR LAS CALLES
Caminando
por las angostas
calles
de La Habana Vieja,
sus
adoquines me hablan
con su
lenguaje de piedras,
cientos
de historias me cuentan
de lo
que un día ella fuera,
cuando
sus viejas farolas
alumbraban
su realeza,
ciudad
que se distinguía
por su
música y sus fiestas,
la
alegría correteando
por sus
calles y sus aceras,
una
ciudad divertida
de
cabarets por doquiera,
sus
tiendas abarrotadas
de
algodones y de sedas,
abundancia
de manjares
que se
ven solo en las ferias,
economía
apoyada
por
extensa clase media,
el sol
brillando en el cielo
cual de
un gigante la tea,
alumbrándola
de día
para
que no se durmiera,
la luna
en traje de gala
con su
séquito de estrellas,
la luz
del sol reflejaba,
coquetona,
jaranera,
imaginario
abanico
hecho
de hojas de palmeras,
mantenía el frescor
de su
brisa mañanera,
reportaban
las noticias
la
libre radio y la prensa,
libertad
que le otorgaba
un
demócrata sistema,
surge
una revolución
que
había anidado en la sierra,
inunda
las tranquilas calles
con
malévolas ideas,
y en poco
tiempo aniquila
de La
Habana su belleza,
perpetuándose
por siglos
destruyen
calles y aceras,
lo que
fueran adoquines
hoy
convertidos en arena,
la
ciudad hoy se derrumba
abrumada
por las penas,
brutalmente
maltratada
hoy se
muere de tristeza.
¡Caminando
por las angostas Cástulo
Gregorisch
calles de La Habana Vieja! . . . 11/9/15
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